Colegio Agustiniano de San Andrés

La escucha es una de las competencias más importantes en un ser humano.

Escuchar no es sólo oír, sino interpretar, percibir lo que el otro me quiere decir, el “para qué” estoy escuchando.

¿Alguna vez sentiste que no te escuchaban? ¿Qué lo que quisiste decir no se entendió? Seguramente te pasó y tu sensación fue de insatisfacción.

Pensaste que no eras importante para esa persona o no le interesaba lo que estabas hablando.

Muchas veces, el problema no radica en el que escucha, sino en que no sabemos hacernos escuchar.

Para poder empezar a mejorar este aspecto el primer paso es hacernos cargo: trabajar con mi propia escucha.

En función de nuestra escucha construimos nuestros vínculos, interpretamos la vida, nos proyectamos hacia el futuro.

Escuchar además de ser un hecho biológico es un hecho interpretativo. Es por esto que el que escucha completa lo que oye con su interpretación y lo interpreta “a su manera”. Esto llevará a que siempre exista una brecha entre el orador y el oyente y es aquí donde podemos y debemos ser responsables, debemos crear un puente. ¿Cómo lo hacemos? Reduciendo esa brecha con acciones concretas. Verificando mi escucha, indagando la inquietud del orador, pidiendo más información de manera que podamos afinar lo que hemos escuchado e incluso, repitiendo con nuestras propias palabras lo que el otro me dijo.

Es el escuchar no el hablar lo que le da sentido a lo que decimos, por lo tanto, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de comunicación.

Escuchar es abrirse a otro y esto implica una cuota de humildad, de sabernos limitados y de mostrar respeto a ese otro que quiere comunicarme algo. Es aquí donde surge una escucha empática, cuando no sólo escucho palabras, sino también gestos, emociones, silencios, me pongo en la piel del otro.

La escucha se entrena, como cualquier habilidad humana y es el elemento básico del proceso de aprendizaje. Saber aprender implica saber escuchar. A partir de adquirir y mejorar esta habilidad, mi comunicación será más efectiva.

En la escuela, cualquier formador tiene que hacer hincapié en escuchar las inquietudes de sus estudiantes, en mostrar con su actitud y compromiso que se puede ser puente hacia el éxito educativo, generando el espacio de posibilidades que se abren o se cierran a partir de ver qué oportunidad escucho para mí con lo que el otro expresa.

Desde tu lugar, a nivel personal o desde tú familia, te invito a ponerlo en práctica, a focalizarte en lo que escuchás, más que en lo que querés responder. En poner toda tu atención en oír e interpretar aquello que tu hijo, tu pareja, tu amigo o tu compañero de trabajo, te está compartiendo.

Después me contás como te fue.

Carmen Salmin

Docente

Tec. Sup. en Coaching Ontológico